Habla de mí, de tí, de nosotras, de ellos, de ellos con nosotras, de nosotras contra ellos.
Lo que importa es hablar

domingo, 16 de diciembre de 2012

domingo, 16 de diciembre

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Cuando ves a la Sagrada Familia en las postales de todos los quioscos de Barcelona parece grandiosa, preciosa, técnicamente perfecta. Por eso, llegar a sus puertas supone, en el primer vistazo, una decepción inevitable.

No es como la antigua e imponente Nôtre dame, cuyos pilares descansan en una diáfana explanada rodeada de preciosos e idilicos jardines. Esta iglesia aparece encajada en medio de la ciudad, rodeada de bullicio.

Pero, más que esa sensación de agitación a su alrededor, lo que llama la atención es verla incompleta, inacabada, rodeada de gruas y acero que la mantienen en pie, impidiendo que se derrumbe mientras día a día, piedra a piedra, se va hacienciendo más grande.

Algún día puede que llegue a ser uno de los edificios más bellos del mundo, solo necesita tiempo y suerte.

Tiempo para seguir los planos, son precisos, son claros, solo queda tenerlos en mente, siempre.

Suerte para que aquellos que la construyen sepan lo que hacen, porque cada uno de sus actos dejan una huella que, en la roca, son imposibles de borrar.

Pero, a pesar de todo, no es solo una promesa de futuro. Hoy también tiene botinos detalles, formas que, aunque complicadas, son hipnóticas, originales.

Yo no puedo decirle al turista que la observa qué debe pensar al verla. De él depende admirarla o criticarla. Pero permitidme decir que me importa poco o nada, dejadles que miren, que opinen...

Ella sigue desafiantemente impasible en medio de la plaza.

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