Habla de mí, de tí, de nosotras, de ellos, de ellos con nosotras, de nosotras contra ellos.
Lo que importa es hablar

jueves, 27 de diciembre de 2012

jueves, 27 de diciembre

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Me encanta Tarantino. Adoro a las mujeres de sus películas, duras, valientes, frías, letales.

Mi ideal de mujer perfecta era y es Uma Thurman. Tanto morena bailando rock and roll con los labios rojos y la nariz empolvada como rubia vestida de vinilo amarillo asesinando sin piedad al ritmo de un inquietante silvido. 
Es divertido ser así de impredecible, vivir cada momento, cada escena sin pensar demasiado, haciendo del "Carpe Diem" una ley. 

Pero qué pasa si has visto la película tantas veces que los diálogos ya no sorprenden y todo lo que te parecía original en ella ahora, simplemente, te deja indiferente. La solución es tan sencilla que hasta yo soy capaz de verla. Cambia ya, y, si es posible, que sea radicalmente esta vez. 
Puede que intentar algo típico sea, en tí, inesperadamente divertido porque, reconozcámoslo, los finales sangrientos empiezan a cansar y, si tanta gente está de acuerdo en que el azúcar no es empachoso si no agradable, no pueden estar completamente equivocados, ¿verdad?

Así que aquí estoy, viendo a una rubia con risa estridente y el pelo petrificado de peluquería llorando de alegría porque un chulo de gimnasio con bonita sonrisa, disfrazado más que vestido por un traje caro, le declara públicamente su amor. Sí, públicamente, es decir, con gente que mira, se emociona y aplaude alrededor.

Es raro, pero creo que no me disgusta del todo. Alguien me dijo alguna vez que la felicidad no es más que la ausencia de problemas y yo estoy más que harta de soportarlos.

Guíame en esto, soy nueva y no tengo ni idea de cómo se llega a los finales felices y si me dejas a mí escoger la dirección seguramente acabaremos bladiendo catanas, no olvides que, por ahora, son mi especialidad.

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